La aguileña alpina (Aquilegia alpina) es una de las atractivas plantas perennes que puedes albergar en tu jardín. Su hábito empenachado y numerosas flores de color azul violeta en forma de campana determinan la apariencia deslumbrante de esta planta. Columbine produce hojas ya a principios de la primavera en forma de hojas basales, lobuladas, tripartitas y compuestas. De en medio de esos sutiles y aireados mechones, crecen tallos bastante delgados, desnudos, de 50 a 60 centímetros de altura. Encima de ellos se sientan flores ligeramente cerosas que consisten en cinco pétalos planos y cinco más con espolones cortos que apuntan hacia atrás. La aguileña alpina florece a finales de la primavera y el verano. Vale la pena exhibir la forma única de sus flores en grupos más grandes en un macizo de flores, en un arreglo naturalista o en un jardín de rocas. También puedes cortarlos y formar ramos y composiciones impresionantes.
La aguileña alpina crece mejor en suelos frescos, fértiles y húmedos, pero al mismo tiempo permeables. Prefiere sitios soleados o parcialmente sombreados. La planta perenne presentada es bastante tolerante en lo que respecta al suelo y, por lo general, crece bien en la mayoría de los jardines. Después de la siembra, la aguileña no requiere ningún cuidado especial. Debe crecer en el mismo sitio durante varios años.
Cada paquete contiene una plántula de primera elección de aguileña alpina. La etiqueta del empaque contiene información básica sobre las plantas y una guía rápida de cultivo.
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